Entre el batacazo de la subasta
de deuda española y el mal dato de los indicadores líderes americanos,
lo extraño es que la sesión terminara en positivo, pero cosas veredes...
Lógicamente, el perfil de la sesión es el de una auténtica y genuina montaña rusa y cuando todo parecía precipitarse a la baja tras el fiasco de los "leading indicators" americanos, de nuevo alguien pensó que era mejor fijarse en los resultados empresariales y emprender de nuevo la marcha rumbo al norte. Pero mucho ojo, que esto ya ha pasado dos días y no va a ocurrir muchas más veces. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.
Vayamos con el asunto de la subasta de deuda. Si alguna señal se ha mandado a los denostados mercados es que la banca española no puede ya por sí sola seguir dando sustento a las emisiones y más a las de largo plazo y no duden que "los enemigos de España" lo van a intentar aprovechar, por mucho que mañana el señor De Guindos vaya a firmar esos papeles que permanecen en el secreto español y que se han cantado y contado en todos los demás idiomas comunitarios. Los que tienen el dinero que necesitamos que nos dejen aprietan de lo lindo y no lo hacen porque les apetezca sino porque las palabras del señor Montoro diciendo que no hay dinero en la caja o del señor Rajoy, cobarde Mariano, diciendo que no se puede reducir el gasto son exactamente el tipo de comentarios que encienden las espoletas de la prima de riesgo. Es de párvulos pero a estas alturas ya no les voy a contar en manos de quienes estamos, los unos y los otros.
Lo que es un milagro es que el Tesoro haya conseguido casi cubrir la subasta, aunque haya sido a los tipos que se han dado, no vistos desde 1997. El problema es que eso vamos a tener que pagarlo y que la actitud y la aptitud del Gobierno no parecen las más adecuadas para infundir ánimos. Copien ustedes de Bernanke. El martes dio una lección de realismo pragmático, advirtiendo que los peligros reales de la economía estadounidense en el medio plazo pasan por un ajuste del déficit a martillazos, y el miércoles otra de fortaleza, de aquí estoy yo si es necesario, recalcando que no piensa en una doble recesión y, sobre todo, que ahí está él para evitarla. Y los mercados le han creído, oiga usted. A lo mejor es que tiene autoridad porque está haciendo las cosas bien, y eso que hace no tanto tiempo parecía un bombero loco echando gasolina al incendio.
A este Gobierno no se le ha ocurrido ni una sola medida imaginativa que contribuya a aumentar la recaudación sin cabrear a todo hijo de vecino y lo que se consigue así, con el cabreo generalizado, es una retracción del consumo. Señor Montoro, puede usted subir el IVA hasta donde la plazca, porque el efecto sobre la recuadación será ínfimo si no consigue estimular el consumo y eso solo se logra infudiendo confianza, exactamente lo contrario de lo que usted viene haciendo en los últimos tiempos.
Eso sí, ahora parece que se le llena la boca de mencionar a los especuladores y de anunciar que les va a subir los impuestos. ¿A quienes? ¿A los que aún se atreven a salir cada día al mercado a partirse la cara por usted? Ya le advierto que la medida tendrá el efecto contrario, que quien especula de verdad sabe los mil y un trucos para especular desde donde le salga más barato y a usted se le va a quedar cara de tonto cuando la industria bursátil española (que la hay) le ponga en la calle a la mitad de sus trabajadores porque se han quedado sin transacciones en las que intermediar. A cambio, va a partir usted la cara a la pobre gente que aún va al banco a que les timen con sus recomendaciones. Muy edificante..., como casi todo lo que ustedes van haciendo.
Lo que no termino de entender es cómo alguien sigue teniendo la fe y los bemoles para invertir en el mercado español, porque entre los empresarios impresentables que tenemos (alguna excepción hay de auténticos genios, pero son pocas) y los lamentables líderes políticos que enseñamos al mundo, de lo único que entran ganas es de salir corriendo.
En fin, que gracias a no se sabe bien qué, al final las cosas se enderezaron mínimamente y aunque se pudo cerrar mucho más arriba al menos se salvaron los muebles.
Al cierre, el Dax avanzó un 1,11%, el CAC un 0,87%, el FTSE un 0,50% y el Ibex un 0,63%. Y mañana, actuación estelar de De Guindos firmando los papelotes del rescate financiero. ¿Pondrá la huella o usará el bolígrafo?
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