Cierre en Wall Street Miguel Larrañaga 18-06-2012 desde diarioabierto.es
España ha eclipsado a Grecia en
el primer plano de las preocupaciones mundiales y los que podrían
prestarnos dinero exigen tales intereses que en la práctica tenemos el
mercado cerrado. En Wall Street, los toros se han topado con el toro, y
aún no hay resultado de este encuentro.
En primer lugar, ya sabemos que sin hablar inglés es más complicado entenderse y, sobre todo, hacerse entender. No es lo mismo usar un traductor que coger del brazo a Obama y explicarle cómo está la cosa con Draghi a ver si te echa una mano que necesitar un traductor (en realidad dos, uno por cada parte). La cosa pierde mucha fuerza. Más o menos eso es lo que le pasa a España en estos momentos. Todos tiran piedras contra nuestro tejado, posiblemente con cierta razón, y se nos hace muy complicado hacernos entender.
En segundo lugar, el resultado griego ha supuesto una momentánea relajación de una de las presiones existentes sobre el euro, pero queda cada vez más claro que lo de Grecia importa poco en comparación con lo de España. Un rescate a España ya son palabras mayores, aunque algún socio comunitario ya las haya pronunciado, seguramente de forma poco reflexiva. Y lo peor es que no hay demasiadas posibilidades de que el rescate termine siendo una realidad. Eso piensan en Wall Street, al punto de que la euforia ha sido contenida del todo y el Dow Jones no ha tirado como acostumbra en los días en los cree que debe sacar al mercado del fango. O cree que no hay fango o que no merece la pena luchar porque la suerte está echada.
Particularmente, yo soy de los que cree que no hay fango, solo una tormenta, a pesar de que no coincido con una sola de las palabras de supuesta calma lanzadas desde el Gobierno. No se trata de algo pasajero. La desconfianza en España va a tardar lustros en restaurarse, si es que se respalda alguna vez. Al margen de la prima de riesgo, lo que ocurre es que nadie se fía de España y, por tanto, nadie fía a España que, además, se presenta ante el mercado en absoluta soledad, sin un BCE que respalde mínimamente a su socio. Pero de ahí a que los que mandan vayan a dejar caer a España media un abismo. Aquello del "too big to fail" es absolutamente cierto y creo firmemente que no se pueden permitir que caiga España, el último escudo que le queda a Italia para emprender el camino que ahora recorre nuestro país. La perspectiva aterra incluso a quienes están ganando dinero apostando contra el euro. Un rescate in extremis, modelo Grecia o Portugal es un escenario inasumible y el rescate light ya lo tenemos con los bancos.
Ahora bien, el tiempo no es eterno. Si en la próxima cumbre europea no hay una solución tangible que mostrar al mundo, vamos a seguir hablando de España durante mucho más tiempo del que todos desean y eso es lo que más temen los toros de Wall Street, que el toro español siga en el primer plano durante mucho tiempo. De hecho, a estas horas Obama debe estar poniendo de vuelta y media a más de un líder europeo y hasta el FMI ha pedido en un informe medidas de estímulo para Europa. Pero Alemania sigue erre que erre en el no más absoluto (posiblemente con razón, ojo) y se está cargando las ganas de subir que el mercado está demostrando. Porque, no nos engañemos, si no hubiera ganas de subir, estaríamos en el pozo desde hace dos semanas y sin visos de salir de él.
Con este telón de fondo, en Wall Street se han tomado la cosa con calma y diferentes varas de medir. La del Dow Jones ha sido una bajada del 0,20%, mientras que la del Nasdaq Composite ha sido una subida del 0,78%. Entre ambos extremos, el S&P 500 ha avanzado un 0,14%. Los toros se han topado con el toro y están viendo si finalmente se hacen amigos o luchan a muerte.
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