La elección mostró un país en dificultades y profundamente dividido respecto a si poner en marcha un duro paquete de austeridad, el precio que ha de pagar a cambio de recibir 240.000 millones de euros en un rescate del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea para salvar a su economía casi en bancarrota.
"Mi principal miedo es el de la explosión social", dijo un destacado asesor del que probablemente sea el próximo primer ministro, el líder de Nueva Democracia Antonis Samaras. "Si no hay cambio político, vamos a tener una explosión social incluso aunque venga Jesucristo a gobernar este país", dijo.
Según los datos oficiales con el 99,9 por ciento escrutado, Nueva Democracia ganó un 29,7 por ciento de los votos, apenas 2,7 puntos porcentuales más que SYRIZA, que casi dobló su apoyo respecto a las elecciones anteriores del 6 de mayo. Si se suman los votos de otros partidos contrarios al rescate, como los del neonazi Amanecer Dorado o el marxista-leninista KKE, a los de SYRIZA, el voto de un 52 por ciento de los griegos fue contrario a los términos del rescate internacional.
Los seguidores de Nueva Democracia se mostraban decepcionados en la nueva sede de su partido a medida que los sondeos a pie de urna mostraban lo poco que les separaba de SYRIZA, pero luego se animaron cuando los resultados oficiales fueron algo mejores. Pero incluso entonces, las celebraciones fueron silenciosas. "¿Qué es lo que tenemos que celebrar?", dijo un miembro del círculo cercano a Samaras. "Nuestro país está en una profunda crisis".
Las calles del centro de Atenas están llenas de repetidas protestas, algunos hospitales carecen de medicamentos vitales, miles de negocios han cerrado, los vagabundos y la gente que duerme en la calle se multiplican y los suicidios van al alza.
Samaras, de Nueva Democracia, afronta ahora la complicada tarea de convencer al movimiento de centroizquierda del PASOK a unirse a una coalición a la que se acusa de aplicar recortes de gasto muy impopulares y privatizaciones, mientras la economía cae en picado. Según los términos del rescate internacional, el nuevo gobierno debe despedir hasta 150.000 funcionarios, recortar 11.000 millones de euros este mes en gastos, desprenderse de varias compañías estatales, mejorar la recaudación de impuestos y abrir profesiones hasta ahora cerradas a la competencia.
El apoyo al PASOK, que solía dominar la vida política del país, se derrumbó a apenas el 12,3 por ciento, dado a los dos partidos a favor del rescate apenas un 40 por ciento de los votos, y no un mandato fuerte a favor de la austeridad. Una coalición PASOK-Nueva Democracia tiene garantizada la mayoría parlamentaria gracias a la ley electoral griega que da al ganador 50 escaños más. Pero ese no será argumento suficiente en las calles.
Se espera que la economía griega se reduzca un 5 por ciento este año, tras contraerse un 7 por ciento el año pasado, y el desempleo ronda el 23 por ciento. Muchos economistas creen que las duras medidas de austeridad empeorarán las cosas en el corto plazo.
Nefastamente, la primera reacción del PASOK a los resultados fue decir que apoyaría a la nueva administración de Samaras pero que no se sumaría formalmente, una receta difícil para un gobierno estable en un país que ha tenido dos elecciones en menos de dos meses.
El líder del PASOK, Evangelos Venizelos, había dicho con anterioridad que se sumaría formalmente a una coalición si SYRIZA también lo hacía, algo que políticamente es imposible, dada la oposición frontal del bloque de izquierdas a las medidas de austeridad.
PRÓXIMO GOBIERNO: DE IZQUIERDAS
Varios analistas griegos señalaron que el carismático líder de SYRIZA, el ex comunista Alexis Tsipras, de 37 años, reconoció rápidamente la derrota, aparentemente aliviado de librarse de la presión para formar gobierno y hacer compromisos.
"Desde el lunes, continuaremos la lucha", dijo Tsipras a sus seguidores en una plaza abierta a las puertas de la universidad de Atenas. "El próximo Gobierno, después de éste, será uno de izquierdas". "Lucharemos para acabar con estas políticas", coreaba la juventud mientras en los altavoces se escuchaban canciones de la resistencia comunista griega durante la Segunda Guerra Mundial.
Filippos Nikolopoulos, profesor de sociología en la Universidad de Creta y seguidor de SYRIZA, dijo que los seguidores de Tsipras estaban jubilosos porque habían ganado nuevas fuerzas y autoridad con el aumento del número de votos el domingo. "Queremos Europa, queremos cooperar", dijo. "No queremos estar subyugados a (la canciller alemana) señora Merkel".
Stathis Stavropoulos, famoso dibujante que ha retratado a los dirigentes alemanes que abogan por la austeridad en Grecia como nazis, dijo que el nuevo Gobierno conservador tendría al pueblo griego contra él desde el principio.
"Nuestro sueño de una Unión Europea era muy diferente", dijo a Reuters. "Era una unión de países y pueblos, no una unión para servir a los bancos y no un cuarto Reich alemán". Empleando el término de un líder regional del Reich de Hitler, Stavropoulos añadió: "Nuestro país está bajo ocupación. ¿Cómo se sentirían si enviamos a un Gauleiter para dirigir su país y decirles qué tienen que hacer?".
Michael Stottde Thomson Reuters
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tu comentario. En cuanto me sea posible te daré mi opinión.