Cuando Europa se vio afectada por la crisis financiera, Irlanda se convirtió rápidamente en un destino predilecto de los fondos buitre. El
exceso de crédito registrado en el país y el colapso bancario posterior
hacían suponer que abundaban los activos baratos. Muchos de estos
fondos consideraban que las perspectivas económicas de Irlanda eran más
favorables que las del resto de países de la periferia europea.
Sin embargo, a pesar de la efervescencia
inicial, los acuerdos que se cerraron fueron más moderados de lo
previsto, señala en un artículo Financial Times. Nama, el banco
malo de Dublín, ha vendido algunos de sus mejores activos, pero aún
tiene otros por valor de decenas de miles de millones de euros que han
suscitado muy poco interés.
Por contra, España se ha vuelto mucho más activa de lo que muchos predijeron.
Un grupo de asesores de PricewaterhouseCoppers dicen que el país es
ahora uno de los mercados más activos, junto con el de Reino
Unido. ”Hemos visto una gran actividad en España”, señala Richard
Thompson de PwC en declaraciones que recoge el FT. Se fijan
sobre todo en créditos al consumo e hipotecas, en un contexto en que el
mercado inmobiliario español continúa desinflándose y prosiguen las
dificultades para hacer frente a ciertos préstamos.
Algunas entidades españolas se acercan a
estos fondos para intentar desprenderse de los créditos impagados. Los
fondos buitre adquieren este tipo de carteras a precios
de saldo para obtener beneficios cuando los deudores vuelvan a pagar.
No obstante, existen otros muchos sectores que ofrecen grandes
oportunidades. El año pasado, un grupo de fondos liderados por
Bridgepoint acordó hacerse con las participaciones de ACS en once
instalaciones eólicas.
A principios de este año, el fondo de
capital riesgo británico Dougthy Hanson anunció la compra a Barclays y
Royal Bank of Scotland del grupo hospitalario USP por 355 millones de
euros.
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