Publicado por Ricardo González - 10/04/12 a las 12:04:12 am desde losmercadosfinancieros.es
A
estas alturas, ya sabréis que el bono y la bolsa tienen una relación
“íntima” en los mercados, de forma que lo que sucede en los bonos afecta
de forma “retardada” a las bolsas de valores. El bono es un indicador
líder y su marcha es pareja, hasta cuando las cosas empiezan a torcerse,
generando señales de peligro que, si bien tardarán unos meses en
reflejarse en la bolsa, nos servirán para ponernos alerta y adelantarnos
a mercados bajistas.
Históricamente descensos superiores al 15-20%, en el precio de los
bonos a 30 años, y alrededor del 10% para los bonos a 10 años, han sido
preludio de mercados bajistas tal y como podemos apreciar en los
siguientes ejemplos:
Nota: En los gráficos que veréis a continuación, la línea discontinua pertenece al precio de los bonos y la continua al S&P500.
En 1980 el director de la Reserva Federal, Paul Volcker, aumentó la
tasa de interés de EEUU atrayendo capitales de todo el mundo. El
objetivo era lograr que la afluencia de divisas bajara la inflación y
relanzara la maquinaria productiva norteamericana que estaba en
recesión. Como es lógico, esta política restrictiva tuvo su influencia
en el precio de los bonos, que perdieron un 40% en algo más de un año.
Tal y como podéis ver en la imagen de arriba, la acusada caída del
bono advertía sobre un posible inicio de crash en las bolsas, que
llegaría 6 meses después en el mercado bajista de principios de los 80,
en el que las bolsas de valores perdieron más de un 25% de su valor.
1987:
No fue la mayor caída de la historia del Dow Jones, pero tiene la
fama de serlo. Han pasado más de dos décadas, pero el famoso y dramático
‘Lunes Negro’ –‘Black Monday’ para los anglosajones- todavía retumba en
las memorias de millones de norteamericanos. Aquel fatídico 19 de
octubre de 1987 los cimientos de la mayor bolsa del mundo,
Wall Street, se tambalearon por el pánico de millones de inversores que se lanzaron en masa a vender sus acciones.
Para muchos este es el cisne negro por excelencia que, para el que no
lo sepa, significa que estamos ante un hecho improbable, impredecible y
de consecuencias imprevisibles.
Este tipo de “titulares” a mí nunca me han gustado, ya que son la
típica respuesta fácil que invita a dejar pasar por alto hechos que si
se estudian nos pueden resultar útiles para el futuro.
Una vez más el bono tuvo la clave y la caída del precio, en más de un
25% terminó con aquel fatídico lunes que muchos siguen creyendo que fue
impredecible.
2000-2002:
Ya estamos mucho más cerca del presente y seguro que muchos de los
que leáis este artículo ya estabais participando en las bolsas de
valores en la famosa crisis de las “puntocom”.
Desde finales de 1998 el bono estadounidense empezó a gotear poco a
poco a la baja, hasta llegar a perder la friolera de un 35,7%. Una vez
más el bono advirtió de que la fiesta alcista estaba a punto de
terminar, y sucedió que en el año 2000 las bolsas de valores empezaron a
formar un techo que desencadenaría en un mercado bajista que llevó a
perder al índice S&P500 un 47% de su valor.
2007-2009:
Por último veremos que el bono (en este caso el alemán a 10 años)
también nos advirtió de que algo malo se acercaba cuando desde 2006 la
deuda germana estaba de capa caída. Lo que sucedió un año después todos
lo sabemos, un mercado bajista que llevó al SP500 a perder un 56% en el
que es ya uno de los mayores mercados bajistas de la historia de las
bolsas de valores.
Ahora que ya entendemos con ejemplos históricos como la caída en los
precios de los bonos termina por afectar a las bolsas de valores, es
momento de recurrir a ejemplos mucho más recientes, para entender mejor
el futuro escenario que puede presentarse en la renta variable.
En el siguiente gráfico, podéis apreciar en la parte superior el
comportamiento del SP500 y en el inferior, el comportamiento del bono
alemán a 10 años en los últimos dos años.
Clic sobre la imagen para ver a tamaño completo:
Como podéis ver, tal y como marcan los ciclos de negocio, las caídas
en los bonos fueron preludio de descensos en la renta variable
internacional. Ahora bien, hay una anomalía a la que debemos estar
preparados de cara al futuro, y es que los retrocesos en el precio del
bono no llegaron al 10% que se ha exigido como mínimo históricamente.
En el caso de los retrocesos de 2010, los bonos anteriormente tan solo
cedieron un 6,27% y en el más reciente retroceso del SP500 del año
pasado, los bonos tampoco llegaron al 10% de retroceso, quedándose en el
8,33%, lo que fue suficiente para desencadenar caídas en la renta
variable superiores al 20%.
Como vemos el mercado actualmente es mucho más sensible a las caídas en el precio de los bonos (subida de su rentabilidad) y esto se debe en gran medida a que seguimos en un mercado históricamente caro
y por lo tanto con escaso atractivo en lo que a dividendo se refiere.
Para hacer este estudio yo siempre empleo otro de los indicadores de
Stan Weinstein, conocido como ratio precio/dividendo, y que lo podéis
encontrar en la página 304 del libro de “Secretos para ganar dinero en
los mercados alcistas y bajistas” del que recomiendo fehacientemente su
lectura, dada la gran utilidad tanto de la operativa como de los
consejos que se exponen en el mismo. El ratio precio/dividendo es un
indicador de largo plazo que expresa los precios de los valores como
múltiplos de sus dividendos. En otras palabras, es lo que costaría, en
términos de precio del valor, comprar dividendos por valor de un dólar.
Todo el mundo habla sobre el mercado en términos de barato o caro,
pero eso es subjetivo. Sin embargo, este indicador nos ofrece la
posibilidad de decidir objetivamente. Los descensos de la proporción P/D
hacia el área 14 o 17 se han producido cuando los valores eran gangas
poco comunes. Por otro lado, un movimiento por encima de 26 ha sido una
lectura muy peligrosa, mientras que una cifra superior a 30 ha sido una
señal de que los valores están extremadamente caros.
Un poco de historia:
Para ver todo lo que os he dicho más claro, aquí os traigo la imagen
del histórico de este ratio desde 1892 hasta 1982. Estamos ante un
gráfico de 90 años que muestra claramente cómo, cuando esta relación se
ha movido por debajo del nivel de 17 (hacían falta 17 o menos años para
recobrar nuestra inversión vía dividendos), se han iniciado importantes
mercados alcistas. Por otro lado, cuando este ratio se ha movido por
encima del nivel 30 (hacían falta 30 o más años para recobrar nuestra
inversión vía dividendos), las alarmas saltaban y no se tardaba mucho en
producirse episodios de crash en los mercados.
Un ejemplo bastante evidente de todo esto, está en ver cómo a
comienzos de los 50 la bolsa tenía valoraciones muy atractivas. No era
casualidad que ascendiera como un cohete. Un mercado así es estable,
hasta que llega a niveles caros. Este suceso acontece claramente en los
65-75, y la bolsa lo paga.
Ahora prestar atención al siguiente gráfico:
Ahora mismo os estaréis preguntando por qué a partir de los 90 el
mercado subía sin frenos y el ratio P/D también, alcanzando holgadamente
lecturas de mercado muy caro. La respuesta sencilla es que desde los 90, el precio del dinero cayó a niveles bajos (caída del rendimiento de los bonos), lo que generó un interés evidente en la bolsa, debido a que ningún otro producto rentaba lo suficiente,
y ahí está la clave: se generó un “ambiente” propicio que finalizó en
una burbuja increíble que estalló en el 2000 y que todavía seguimos
purgando a día de hoy. Cuando el rendimiento del bono está
artificialmente bajo, las valoraciones P/D superiores a 30 pueden tener
sentido.
Ahora bien, esto tiene una consecuencia clara que está afectando a la
renta variable actual. No olvidemos, que la lectura del ratio P/D está
en la friolera de 51 puntos. Es decir, si queremos recuperar nuestra
inversión en bolsa, teniendo en cuenta únicamente los dividendos,
necesitamos la friolera de 51 años, o lo que es lo mismo, la
rentabilidad por dividendo de las bolsas está por los suelos, y esto
propicia que a la mínima que suben los rendimientos de los bonos (caída
de sus precios entorno al 6-9% como hemos visto anteriormente), el
dinero sale de la bolsa y busca refugio en los bonos, que también rinden
poco, pero al menos son más seguros.
Así pues, resumiendo todo, sabemos que en la actualidad el mercado es
especialmente sensible a las caídas de los bonos, y es un elemento que
debemos de vigilar para adelantarnos a futuros movimientos bajistas en
las bolsas.
En líneas generales, podemos decir que los movimientos bajistas en
las bolsas se producen con una media de 6 meses de retraso sobre los
bonos (así ha sido en los últimos dos ejemplos más recientes), y que por
cada punto porcentual de retroceso en los bonos, el Standard &
Poor’s 500 ha cedido una media del 2,5%.
Si bien este tipo de cálculos no son todo lo precisos que nos
gustaría sí que pueden servirnos como referencia para trazar un
escenario futuro acorde a los datos de mercado que tenemos similares al
actual.
El aspecto de los bonos en la actualidad es el que se muestra en el siguiente gráfico:
Hace aproximadamente 6 meses (noviembre 2011) los bonos sufrieron un
descenso de aproximadamente el 4%. Es una cifra significativamente
inferior a los dos procesos correctivos anteriores, por lo que es de
esperar, que caso de producirse un recorte en el mercado también lo sea
en menor medida. Si cogemos la regla del 2,5% estaríamos hablando de un
retroceso aproximado del 10% en el SP500, lo que es más o menos una
corrección natural dentro de una tendencia alcista de medio plazo, ya
que históricamente estos descansos dentro de tendencias alcistas suelen
tener una profundidad de entre un 7 y un 10% desde máximos.
Nota: Artículo extraído del newsletter #22 de EsBolsa.com. Versión completa en formato pdf dentro del área informes de EsBolsa.
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