miércoles, 29 de agosto de 2012

No está fácil, ni lo ponen fácil

Cierre de los mercados europeos
Miguel Larrañaga desde diarioabierto.es
28-08-2012. Cada vez es más compleja la situación y el hecho de que cada vez quede menos para que el BCE se manifieste no hace sino incrementar los nervios y las noticias españolas tampoco ayudan a calmar la tensión.

La situación técnica de los índices europeos no es fácil, pero es que tampoco se lo ponen fácil. Los gráficos demuestran que los índices se enfrentan a  resistencias de gran calado, líneas que separan en realidad el bien del mal y para sobrepasar estos niveles se necesita una fuerza y un poder de convicción que no se produce ni por asomo.
Comencemos con los gráficos del Dax y el FTSE, que al fin y al cabo son los que mandan en Europa:
dax y FTSE
Como puede apreciarse los dos índices se enfrentan a resistencias de largo plazo de las que suelen ser fundamentales para la evolución futura, pero se muestran incapaces de afrontarlas con garantías, así que han desarrollado una fuerte tendencia a volver a la base del canal trazado desde junio pasado a la espera de que se despeje el panorama.
¿Qué tiene que despejarse? Casi terminaríamos antes contando lo que está claro y no hace falta que sea despejado, pero todo está en el alambre y el funambulista a un paso de perder el equilibrio. Todo depende ahora del BCE, que debe ser el encargado de tapar con su actuación los errores de bulto cometidos por la UE tanto por su tardanza en reaccionar a cualquier problema como por decisiones erróneas, en especial los rescates griego y portugués, no por la decisión del rescate sino por no haberse dado cuenta de que el simple ajuste no va a sacar de la crisis a países con sus economías absolutamente paralizadas.
Ahora la prueba de fuego es España y nuestro presidente, el cobarde Mariano, no se atreve a coger el toro por los cuernos ni allá lo pongan contra una pared y sigue en sus trece de esperar a ver qué dice el día 6 el BCE y qué pasa el día 12 con la sentencia del Constitucional alemán. La postura sería muy respetable si España tuviera otra opción que no fuera pedir el rescate más pronto que tarde, ya sea en versión "light" o en versión "heavy".
Y es que poco a poco se va mostrando la auténtica evidencia de la realidad española: Cataluña pide el rescate y pide 5.023 millones de euros de nada. Una vez más, un país en ruinas tiene que salir al rescate de sus Comunidades, más arruinadas aún. A todo el que sabe contar le da la sensación de que en un par de semanas pueden faltarle dedos para seguir con la cuenta.
La situación es realmente paradójica. La economía está al borde del colapso y los índices bursátiles luchan por recuperar el optimismo apoyados en promesas lanzadas desde el BCE que tampoco son tan fiables. ¿Y si finalmente lo que ofrece el BCE es una chapuza y no convence a nadie? Tampoco sería tan extraño que así fuera, dada la fuerte resistencia mostrada por Alemania a cualquier solución que pase por la compra de deuda soberana. Más de uno ya teme una "negociación in extremis" que descafeinaría el proyecto de Dragji hasta hacerlo asumible por el Bundesbank. ¿Estamos realmente alejados de este escenario o es verosímil?
Pues eso es lo que se pregunta más de uno. Ha pasado más de un mes desde que Draghi dijo lo que dijo y se le espera el próximo día 6, pero antes tenía que asistir a la reunión de la Fed en Jackson Hole. Pues bien, se ha excusado diciendo que tiene sobrecarga de trabajo. Más de uno indica que a estas alturas todo debería estar hecho y que el trabajo al que se refiere Draghi solo puede ser el del limar asperezas. Y hay un miedo atroz a esta posibilidad.
Pero en realidad tampoco es que se confíe demasiado en nada. España coloca sensiblemente más barata la deuda a tres meses que la deuda a seis meses y la demanda para la emisión a tres meses es muy superior que la registrada para la emisión a seis, lo que refleja perfectamente lo que piensan los que nos prestan el dinero: "a corto plazo puede que te solucionen con el rescate, pero a medio plazo tiene toda la pinta de que no surtirá los efectos deseados". Vamos, que temen otra chapuza de magnitud europea...
Lo extraño es que no se precipite todo a la baja. Al cierre, el Dax bajó un 0,64%, el FTSE un 0,02%, el CAC un 0,90% y el Ibex un 0,88%. Por cierto, insisto en lo que dije hace unos días. ¿Ven como hay que reírse cuando nos hablan de Grecia? No está fácil, pero no lo ponen fácil tampoco.

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