25 mayo 2012 desde esBolsa.com
En este artículo vamos a tratar uno de las cuestiones menos comprendidas de la problemática económica europea actual. Se trata precisamente de las motivaciones que tiene el país rector de Europa, Alemania, para diseñar e implantar un determinado tipo de política económica. Esto lo vamos a realizar desde un nuevo punto de vista: utilizando los datos económicos para tratar de entender cómo la historia ha influido en la psicología social del pueblo alemán y cómo mueve las ideas de los dirigentes alemanes.
A día de hoy la receta de política económica que está aplicando Angela Merkel es algo que no se comprende bien. Es cuestionada por economistas como Paul Krugman, lógico si pensamos que es un neokeynesiano, pero también por políticos y dirigentes de diferentes países: François Hollande en Francia, e incluso Barack Obama en Estados Unidos.
Acomódense para realizar este viaje al pasado. Cuando en el año 2001 se creo el Euro, coincidió con el inicio de la crisis “punto com”. Esto llevo a Alemania y a Francia a incrementar su déficit por encima del 3%, máximo permitido definido en el tratado de Maastricht. Este límite lo impuso precisamente Alemania como umbral para limitar los excesos de sus presuntos socios “díscolos”. La situación duró varios años, y tuvo que ser Gerhard Schröder, un socialdemócrata, quien implementase en su segundo mandato, la denominada Agenda 2010, que incluía unas medidas de austeridad sobre la sanidad, los pagos por desempleo y las pensiones. Con ello se pudo controlar el exceso de gasto.
Al llegar al poder Angela Merkel en 2005 Se encontró una situación preocupante que pudo solucionar con su receta de `austeridad` respecto al gasto en un gobierno de unidad nacional CDU-SPD. Según se iba agravando la situación financiera del resto de socios europeos, la receta de Merkel permaneció impasible; gastar menos, y que cada país responda por su gasto.
Inflexible a los llamamientos de los distintos presidentes de países afectados, Merkel insiste en denegar la creación de “bonos europeos”, ya que supondrían lisa y llanamente que los ciudadanos alemanes (y de otros países ricos) pagarían las facturas de los ciudadanos de los países que han despilfarrado su dinero.
Su receta de austeridad es trascendental para Merkel. Cualquiera que haya tenido contacto con los ciudadanos alemanes sabrá que en sus mentes sigue presente de alguna forma el fantasma de la hiperinflación de los años 20, conocido y transmitido incluso varias generaciones mas tarde. El hecho de pensar en una posibilidad parecida les causa terror. No es de extrañar por tanto que cuando se diseñó el papel del Banco Central Europeo, el Bundesbank impusiese su idea de controlar…la inflación, muy al contrario de lo que venía realizando la FED americana, cuya principal motivación era y es fomentar el crecimiento. Tenemos que remitirnos pues a la historia para ver los orígenes de este hecho y poder entenderlo.
Después de la primera guerra mundial, en el Tratado de Versalles se le impuso a Alemania una deuda por reparaciones de guerra de 6.000 millones de libras -de la época- para pagar los gastos ocasionados por su acción bélica a los países aliados. Como su economía no estaba suficientemente preparada no pudo pagar las cantidades estipuladas y dejo de pagar a los deudores (¿empieza a tener similitud con la situación actual?).
En 1923 Francia y Bélgica invadieron la zona industrial del Ruhr para presionar a Alemania a que pagase. El estado alemán instó a los empresarios a la resistencia pasiva (no producción para otro país), y como compensación a los industriales alemanes comenzó a emitir dinero casi sin límite. Esto hizo que subiesen los precios desbocadamente y se erosionase el poder adquisitivo de los alemanes, hasta el punto de que muchas familias llegaron a la pobreza.
En 1914 un marco valía un marco. Diez años mas tarde, en 1923, el mismo marco de 1914 valía 726 millones.
Billete de 10.000 marcos en 1922 y billete de 100.000.000 marcos en 1923
Si bien la hiperinflación fue reduciéndose desde 1924, las consecuencias para la sociedad tuvieron varias implicaciones:
- Económicamente supuso la ruina de los ahorradores
- Socialmente implicó un aumento del paro
- Psicológicamente creó un pesimismo generalizado ante el futuro
- Políticamente se produjo el descrédito de los dirigentes políticos (república de Weimar)
Si lo analizamos bien, plantear a un alemán un incremento del gasto y no pagar las deudas supone recordarle la ruina a la que llegaron sus antepasados, y dado que han tenido que penar con sus ahorros para pagar sus deudas, en un ambiente de hiperinflación, tienen una escasa tolerancia hacia la deuda y por tanto quieren que cada país pague las suyas de forma dirigente. Angela Merkel sabe lo que quieren sus ciudadanos, y esto es primero no gastar pagando lo que han consumido otros países, y luego si se puede, recuperar lo que se ha invertido en esos países.
Informe realizado por Honorio Bueno 23-mayo-2012
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