miércoles, 26 de septiembre de 2012

La guerra entre el Bundesbank y el BCE


Cierre de los mercados europeos

Miguel Larrañaga

25-09-2012. Los mercados están más atentos a la guerra entre el Bundesbank y el BCE que a cosas más evidentes como las subastas de deuda o las elecciones catalanas. Eso pasará factura, pero de momento está en segundo plano.
    La guerra entre el Bundesbank y el BCE ya no es algo larvado, oculto o que se resuelva entre bambalinas. La guerra entre el Bundesbank y el BCE es cada vez más evidente, cada vez más clara y cada vez más desafiante para el resto de Europa. El mercado percibe como un aumento de la tensión entre las dos partes el hecho de que ambos estén pertrechándose jurídicamente para un posible enfrentamiento en los tribunales, ya que el Bundesbank quiere llevar al BCE ante la corte de Luxemburgo para obligarle a no comprar deuda aduciendo que sobrepasa los límites de su mandato.
    Seguramente por eso, hoy eran más esperadas las palabras de Mario Draghi que los resultados de las subastas, a las que luego nos referiremos. Y el presidente del BCE ha tomado el toro por los cuernos y ha dicho una gran verdad: "el verdadero peligro para la Eurozona es no hacer nada y por eso el BCE ha tomado las últimas medidas". A buen entendedor, pocas palabras bastan. Ha venido a decir sin decirlo que si estamos esperando a que los políticos hagan algo, antes desaparece el euro.
    ¿Y respecto al Buba? Todo cordialidad. "Muchas de las preocupaciones del Bundesbank son compartidas en el Consejo del BCE", ha dicho Draghi, que ha insistido en que la compra de deuda por parte del BCE en ningún caso representará "una financiación a los Gobiernos".
    Tras estas palabras, el mercado se ha quedado algo más tranquilo ya que ha "leído" que Draghi va a seguir a lo suyo y que el Bundesbank y Alemania no van a ser tenidos en cuenta más allá de lo que ya lo han sido. Eso sí, Draghi ha lanzado una seria advertencia a los Gobiernos, recordando que las medidas del BCE no son sustitutivas de profundos procesos de reforma.
    Y es que las palabras de Draghi y un buen dato macro americano en la apertura de Wall Street se han encargado de cambiar el sesgo bajista que traía el mercado desde primera hora de la mañana, porque los mercados siguen más pendientes de lo que ocurre que de sus propias carteras. El miedo a que todo lo que está cogido con alfileres termine por soltarse es grande y la consecuencia es precisamente esta: indecisión y falta de rumbo. Tan pronto sube como baja como se queda quieta. La Bolsa es así y ahora no va a cambiar.
    Con respecto a las subastas españolas de deuda, anotar que el Gobierno ha logrado un nuevo récord mundial de ineptitud al certificarse que el "efecto Draghi" apenas ha durado un mes. Hoy ha tenido que subir la rentabilidad de letras a tres y seis meses para llegar hasta casi el límite de la oferta prevista. Este es el coste de la incertidumbre en torno al rescate y en números llanos supone que si hemos pagado a tres meses más interés el pagado en agosto y en agosto ya era carísimo, la partida de intereses de deuda de este mismo año va a subir, porque estas Letras se liquidan antes de fin de año. Y eso no es herencia recibida, sino gestión propia, querido Mariano.
    Pero ni esto han penalizado hoy los inversores al Ibex. Está todo el mundo tan pendiente de que las cosas no se salgan del cauce que solo interesan las cosas muy, pero que muy, gordas. Ojo, porque lo de las auditorías del viernes sí que interesa, y mucho. Que todos quieren ver las vergüenzas de las cajas, de sus gestores y de los politicastros subidos en estos carros desde tiempo inmemorial. Y también interesan las reformas anunciadas para el jueves por Financial Times. Y muchas más cosas, pero sin perder de vista que Draghi y Merkel siguen con su pulso y que, por una vez, doña Ángela va perdiendo terreno.
    Y también hoy parecen haber obviado las cifras del déficit público español, que ya supera al previsto para todo el año, así como la convocatoria electoral en Cataluña, con tintes de plebiscito independentista. No duden que más pronto que tarde ambas cosas pasarán factura.
    Al cierre, el Dax avanzó un modesto 0,16%, el FTSE un 0,36%, el CAC un 0,47% y el Ibex un 0,45%. Comparados estos resultados con lo que ocurría a media sesión, cuando la guerra entre el Bundesbank y el BCE era la comidilla de las mesas de operaciones, saben a triunfo.

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