21/11/2012 diarioabierto.es
Miguel Larrañaga.
A los mercados europeos no les ha quedado otra opción que sobreponerse al nuevo ridículo sobre Grecia. Cada vez es más claro que Europa es una de las cosas menos serias que existen y cada vez es más generalizada la impresión de que la UE es absolutamente inoperante.
Esta vez el pateo sobre Grecia en realidad es una huida de la quema por parte de todos. La solución sencilla es agrandar la quita y trasladarla a la deuda en manos de los socios comunitarios y eso no lo quieren ver ni en pintura. La banca alemana ya ha visto como una parte de su deuda se congelaba, la banca francesa, exactamente lo mismo y lo que faltaba en este momento es meterle más presión a la banca. Hemos quedado en que el sistema financiero europeo es uno de los mayores lastres para la recuperación y se pone encima de la mesa algo que contribuiría a empeorar la situación general, por mucho que pudiera servir de árnica a Grecia.
Total, que a la hora de la verdad era imposible llegar a ese acuerdo, por lo que se ha suspendido todo hasta el lunes y volveremos a empezar, con nuevas propuestas, por supuesto. Y mientras tanto, los griegos flipan con esta Europa que exige recortes inmediatos y el dinero lo suelta a plazos vencidos, pero que muy vencidos.
Pues eso, que los mercados se acostaron engañados pensando que sería posible el acuerdo, pero es que nadie nos había explicado qué acuerdo se proponía. De haberlo sabido, nadie se hubiera acostado optimista.
Sea como fuere, se levantaron con la decepción en el rostro y con las palabras de Jean Claude Juncker retumbando: “cuando se trata de Europa yo no me hago ilusiones“. Suerte que desde Alemania se encargaron de quitar hierro al asunto y de “garantizar” que habrá acuerdo el próximo lunes. Curioso, se enfrenta a la pescadilla que se muerde la cola: su sistema financiero no quiere oír hablar de ampliar la quita y una ampliación de plazos y una reducción de tipos no garantiza la reducción del ratio de deuda pública sobre el PIB que exige la propia Alemania. Ver para creer.
Como puede comprenderse fácilmente, los índices se han quedado un poco desorientados y sin saber a qué carta quedarse a lo que debe añadirse el aumento de la tensión entre israelíes y palestinos, así como la cercanía del puente de Acción de Gracias en Estados Unidos, momento en el que Europa quedará sin guía en esto de los mercados.
Bastante hicieron con sobreponerse al ridículo. Al cierre, el Dax avanzó un 0,16%, el FTSE un 0,07%, el CAC un 0,44% y el Ibex un 0,34%.
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