A estas alturas, ya sabréis que el bono y la bolsa tienen una relación “íntima” en los mercados, de forma que lo que sucede en los bonos afecta de forma “retardada” a las bolsas de valores. El bono es un indicador líder y su marcha es pareja, hasta cuando las cosas empiezan a torcerse, generando señales de peligro que, si bien tardarán unos meses en reflejarse en la bolsa, nos servirán para ponernos alerta y adelantarnos a mercados bajistas.
Históricamente descensos superiores al 15-20%, en el precio de los bonos a 30 años, y alrededor del 10% para los bonos a 10 años, han sido preludio de mercados bajistas tal y como podemos apreciar en los siguientes ejemplos: