May 07 Artículo
A los cuatro años mi hija era tan inquieta que su atención sólo podía sostenerse durante un par de minutos. A menudo se paralizaba frente al televisor cuando se emitía la publicidad y se quedaba absorta durante tres o cuatro anuncios antes de regresar a sus carreras. Eran sus películas. A mí me preocupaba qué efecto estaría teniendo en su cerebro, pero me tranquilicé un día que, después de diseccionar uno muy abstracto, con códigos adultos que no podía entender, envuelto en imágenes a cámara lenta y música de piano, se giró hacia mí y me preguntó “¿y éstos qué quieren vendernos?” Leer más >>>
A los cuatro años mi hija era tan inquieta que su atención sólo podía sostenerse durante un par de minutos. A menudo se paralizaba frente al televisor cuando se emitía la publicidad y se quedaba absorta durante tres o cuatro anuncios antes de regresar a sus carreras. Eran sus películas. A mí me preocupaba qué efecto estaría teniendo en su cerebro, pero me tranquilicé un día que, después de diseccionar uno muy abstracto, con códigos adultos que no podía entender, envuelto en imágenes a cámara lenta y música de piano, se giró hacia mí y me preguntó “¿y éstos qué quieren vendernos?” Leer más >>>
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